"Lo consiguieron porque no sabían que era imposible” dijo el
novelista Jean Cocteau a principios del siglo XX. Aproximadamente cien años
después, en el año 2000, los países marcaban los Objetivos del Milenio que
pretendían reducir la pobreza. Altamente vinculada a la paupérrima situación de
muchos pueblos del mundo, se encuentra su estado de inseguridad alimentaria.
Para acabar con este mal mundial, los países reunidos establecieron que
el número uno de los objetivos contemplara la meta: “Reducir a la mitad, entre
1990 y 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre” problema estancado
en muchos de los países periféricos.
“Somos la primera generación capaz de erradicar la pobreza”. Con este
lema que hace varias décadas proclamo J.F. Kennedy, nos convencieron. La
entrada al siglo XXI estaba acompañada de esperanza. Depositamos nuestras
expectativas en los ocho ODM y supusimos que con ello la pobreza y el hambre
acabarían siendo las grandes epidemias extintas de la faz de la tierra. Sin
embargo las hambrunas se multiplican como fruto de diferentes factores. Cambio
climático, especulación con alimentos, acaparamiento de tierras, falta de Ayuda
Oficial al Desarrollo, la inequidad de la mujer frente al hombre o anticuadas y
jerárquicas políticas agrarias son algunas de las causas que según la
Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación someten a
través del hambre a más de 870 millones de personas.
Un estudio de Action Aid y de Ayuda en Acción publicado en el año 2010,
muestra que el problema del hambre supone cada año a los países periféricos más
de 350.000 millones de euros. Esta cifra es diez veces mayor que la necesaria
para acabar cumplir la meta del hambre del objetivo número uno. Si
invirtiéramos de manera sostenible dicha cuantía, aportándola a un mundo que no
priorice los mercados de alimentos frente a las personas, el ser humano podría
eliminar este mal mundial que nos amenaza crecientemente.
El desarrollo de los acontecimientos muestra que 2015 contemplará una
cita internacional relacionada con la pobreza donde se hable del desastre de
los ODM. El pan africanista Mbuyi Kabumda recalca que muy pocos países de
África saldrán de la pobreza y eliminarán la inseguridad alimentaria de sus
ciudadanos. Denuncia que las antiguas colonias francesas como Níger o Mali,
países afectados por las hambrunas periódicas vividas en el Sahel, serán los
peor parados.
Diego Maldonado
ADRA España
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